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                                                         Pintura con espátula 


Si eres de las personas que poseen poca paciencia o poco tiempo para pintar de manera detallada con pincel, si además te gustan los efectos más expresivos en la pintura, quieres evitar el uso de solventes y por si fuera poco te cansa estar lavando pinceles, sin duda la técnica de la pintura con espátula es para ti. Es una herramienta maravillosa que requiere bastante práctica para dominarla,  pero una vez que se aprende a usar, todo se vuelve enormemente sencillo y divertido.
Por ello, en esta nueva entrega te voy a explicar los puntos cruciales sobre la pintura con espátula y te resolveré las dudas más habituales que me han formulado sobre esta técnica. Y al final te daré el enlace para que leas 15 Tips fundamentales para pintar con espátula.
                                                 Pintura con acrílico 

La pintura acrílica es una clase de pintura que contiene un material plastificado, pintura de secado rápido, en la que los pigmentos están contenidos en una emulsión de un polímero acrílico. Aunque son solubles en agua, una vez secas son resistentes a la misma. Destaca especialmente por la rapidez del secado. Asimismo, al secar se modifica ligeramente el tono, más que en el óleo. La pintura acrílica data de la primera mitad del siglo XX, y fue desarrollada paralelamente en Alemania y Estados Unidos.

                                                     Pintura al óleo 
                                       
El óleo, palabra proveniente del latín oleum(aceite),[1]​ es una técnica pictórica consistente en mezclar los pigmentos con un aglutinante a base de aceites, normalmente de origen vegetal. Por extensión, se denominan óleos a las pinturas ejecutadas mediante esta técnica, que admite soportes de muy variada naturaleza: metal, madera, piedra, marfil, aunque lo más habitual es que sea aplicado sobre lienzo o tabla. El óleo permanece húmedo mucho tiempo, lo que favorece la mezcla de colores.

                                                  Pintura al temple
La pintura al temple, también conocida como témpera,[1]​ es una técnica de pintura en la que el disolvente del pigmento es el agua y el aglutinante (también denominado temple o engrosador) algún tipo de grasa animal, glicerina, huevo, caseína, otras materias orgánicas o goma.[2]​ Históricamente, la pintura al temple es característica de la Edad Media europea. Puede considerarse característico de los estilos románico y gótico en el occidente europeo, y de los iconos bizantinos y ortodoxos, en Europa Oriental.

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